29.07.2016.
Rober es un fotoperiodista vocacional y comprometido. Un licenciado en Ciencias Ambientales que, entre viajes y estancias en distintos países, descubrió que lo suyo era captar imágenes en las que se pudieran leer y dar a conocer historias de vida. Así que se especializó en Fotografía, Fotografía Documental y de Reportaje y Fotografía de Moda en Idep Barcelona. Después de múltiples proyectos, exposiciones y publicaciones, ha viajado a Serbia, Croacia y a Grecia para documentar la crisis de los refugiados sirios. Ha visitado lugares como Lesbos, Idomeni y Atenas (El Pireo). Sus fotografías han sido publicadas en “El Periódico de Catalunya”, “El Diario.es” y en “BZ Ullstein GmH”.
Hablamos con él.
Rober, no podemos empezar sin antes expresarte nuestro más absoluto respeto y admiración por el trabajo que estás realizando. Las imágenes que han ido apareciendo a lo largo de los últimos meses en relación a los refugiados nos han impactado significativamente. Fotografías que nos hablan de pérdidas, de sufrimiento, de falta de humanidad… ¿cómo te encuentras?
Antes de nada, muchas gracias por estas palabras y por interesaros en mi trabajo. La verdad es que se trata de una experiencia que te cambia por completo como persona. Vuelves bastante afectado y cuestionándote muchas cosas sobre la vida. Mi último viaje ha sido el más duro. A pesar de haber estado ya en Croacia y Lesbos, lo que me encontré durante los dos meses que estuve en Idomeni era mucho peor de lo que esperaba. La situación era terrible y estaba totalmente desbordada. Y la gran cantidad de niños que había en el campamento fue una de las cosas que más me impactó.
A parte de mi labor como fotógrafo, también estuve ejerciendo de voluntario. Me involucré con familias y compartí su sufrimiento. Comprobar de primera mano la crueldad y las injusticias te afecta profundamente y cambia totalmente tu forma de ser. Por otro lado, las experiencias que he vivido, la gente que he conocido, lo que he aprendido de estas personas que cada día me daban una lección de vida, que lo ofrecían todo sin tener nada y que a pesar de su sufrimiento, siempre me regalaban una sonrisa me ha enriquecido mucho.
Por tanto, ¿cómo me encuentro? Profundamente afectado por tanto sufrimiento, pero contento de haber ayudado a darlo a conocer, poner caras a esas personas mediante mis fotografías y, en la medida de mis posibilidades, haber aportado mi granito de arena para cambiar un poco este mundo.
¿Qué te ha llevado a cubrir esta gran crisis?
El objetivo de ir a cubrir esta crisis ha sido dar a conocer, denunciar y difundir esta situación tan terrible y vergonzosa que se está viviendo. ¿Cómo puede ser que en la Europa de los supuestos derechos humanos tantas personas y tantos niños estén malviviendo en esas condiciones? Creo que era algo que había que mostrar y qué mejor manera que mediante la fotografía.
¿Con qué problemáticas te has encontrado para ejercer de fotoperiodista en esta situación?
En el campamento de Idomeni no encontré ningún problema. En Croacia y Serbia fue más complicado acceder a sitios que la policía tenía vetados. En estas circunstancias tienes que echar mano de la picardía. He tenido que esconder la cámara y ponerme el chaleco de voluntario o inventarme alguna excusa. En el campamento de Moria, en Lesbos, conseguí entrar gracias a una chica periodista griega a la que le habían concedido un permiso; me hice pasar por su ayudante.
A la hora de fotografiar personas, si vas siempre con respeto y empatía, y mantienes una buena ética profesional, creo que no tienes que tener problemas. Lo difícil ha sido realizar fotografías en situaciones extremas. Hay muchas fotografías que pierdes porque dejas la cámara a un lado para ayudar.
Ante una situación tan dura y extrema, ¿qué es aquello que quieres reflejar con tus imágenes y con qué propósito?
Quiero reflejar la realidad de lo que está sucediendo. Quiero que a través de mis imágenes se puedan ver las historias que reflejan, el sufrimiento de tantos miles de personas que huyen del horror y que se encuentran con otro infierno. El propósito es denunciar la situación y darla a conocer, intentar mover conciencias y contribuir a cambiar un poco este mundo. Como decía Eugene Smith: “La fotografía podría ser esa tenue luz que modestamente nos ayudara a cambiar las cosas”. Realmente lo creo.
Finalmente, Rober, explícanos ¿algún sueño por cumplir?
Claro, siempre quedan muchos sueños por cumplir. En el ámbito profesional acabo de empezar como fotoperiodista. Es un trabajo muy duro y sacrificado, y es complicado vivir de ello. La fotografía es mi pasión. Cuando me pongo la cámara delante me aíslo totalmente de mis pensamientos y del mundo, solo pienso en lo que tengo delante de mi objetivo. Es curioso también comprobar cómo la cámara se convierte en una especie de escudo ante situaciones duras y extremas, y te sitúa como si estuvieras observándolas desde otro lugar.
Por tanto, mi sueño es poder seguir ejerciendo mi pasión. Contar historias mediante mis imágenes y, como decía antes, contribuir a cambiar algo este mundo injusto y cruel. Y si puede ser, ¡trabajar para National Geographic!. Este ha sido mi sueño desde que empecé. Imagino que el de muchos fotógrafos.
¡Mil gracias, Rober, por tus palabras, por tu trabajo y por tu empeño! Un placer poder conversar contigo. Te deseamos todo lo mejor.
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